jueves, 19 de mayo de 2011

Ejercicio físico en personas obesas


Resumen
          La obesidad es la alteración nutricia más común en el mundo, el exceso de grasa corporal es una condición preocupante debido a que representa un factor de riesgo que incrementa la morbilidad y la mortalidad. Después de haber sido considerada durante largo tiempo como un signo de buena salud e incluso como un índice de bienestar económico y social, la obesidad se contempla actualmente en su verdadero aspecto, es decir, como causa principal de diversas patologías, tanto metabólicas (diabetes, hiperlipidemias, etc.) como motoras (artrosis, trastornos circulatorios, etc.), sin olvidar la gran relación existente entre la obesidad y algunos trastornos psíquicos. Sin embargo, la publicidad que nos invade incita a comer golosinas y otros productos que pueden contribuir al aumento de peso. Además, los anuncios publicitarios de productos alimenticios suelen estar hechos por modelos de figura muy estilizada, lo que no deja de ser una paradoja (las modelos profesionales suelen seguir dietas de adelgazamiento a veces extremadamente estrictas y perjudiciales). Por todo ello, la obesidad es un problema de gran actualidad que en los países industrializados, debido a su alta frecuencia, preocupa tanto al personal sanitario como a sociólogos, antropólogos y profesionales de la educación física. El presente informe tiene como objetivo principal el poder influir para disminuir significativamente el problema de obesidad en personal adultas mediante un programa de acondicionamiento físico.
Introducción

    La obesidad es la alteración nutricia más común en el mundo desarrollado y subdesarrollado. En la población se asocia con un aumento en la movilidad y una disminución en la esperanza de vida.
    La descripción de esta relación no es reciente; ya en el siglo IV a.c. Hipócrates afirmo que:”La muerte súbita es más común en aquellos que son naturalmente gordos que en los delgados”.
    La obesidad es el resultado de una compleja interacción entre los genes y el ambiente, que se caracteriza por un desequilibrio de energía debido a un estilo de vida sedentario, un consumo excesivo de energía, o ambos.
    El exceso de grasa corporal es una condición preocupante debido a que representa un factor de riesgo que incrementa la morbilidad y la mortalidad. Además, dependiendo del momento y el sitio de deposito puede llegara ser estéticamente indeseable, por lo que puede constituir una desventaja desde el punto de vista social.
    Después de haber sido considerada durante largo tiempo como un signo de buena salud e incluso como un índice de bienestar económico y social, la obesidad se contempla actualmente en su verdadero aspecto, es decir, como causa principal de
diversas patologías, tanto metabólicas (diabetes, hiperlipidemias, etc.) como motoras (artrosis, trastornos circulatorios, etc.), sin olvidar la gran relación existente entre la obesidad y algunos trastornos psíquicos.
    Debemos recordar que la escala de valores ha cambiado, y hoy nos encontramos frente a un verdadero racismo “antigordo”. Los cánones de la moda sugieren modelos muy delgados, como podemos ver en revistas y anuncios. Sin embargo, la publicidad que nos invade incita a comer golosinas y otros productos que pueden contribuir al aumento de peso. Además, los anuncios publicitarios de productos alimenticios suelen estar hechos por modelos de figura muy estilizada, lo que no deja de ser una paradoja (las modelos profesionales suelen seguir dietas de adelgazamiento a veces extremadamente estrictas y perjudiciales).
    Por todo ello, la obesidad es un problema de gran actualidad que en los países industrializados, debido a su alta frecuencia, preocupa tanto al personal sanitario como a sociólogos, antropólogos y profesionales de la educación física.
Objetivos
General
  • Disminuir significativamente el problema de obesidad en personal adultas mediante un programa de acondicionamiento físico.
Específicos
  • Mejorar la calidad de vida de personas obesas.
  • Disminuir los riesgos de enfermedades crónicas.
  • Aumentar sus capacidades aeróbicas.
  • Fomentar la practica de la actividad física.
  • Guiar a estas personas al camino de bienestar y salud mediante el ejercicio.
Contenido temático
Definición
    La obesidad es un enfermedad crónica de etiología multifactorial que se desarrolla a partir de la interacción de la influencia de factores sociales, conductuales, psicológicos, metabólicos, celulares y moleculares.
    Según la definición clásica, la obesidad es un aumento de peso o un exceso de grasa corporal en relación con el peso estándar, que viene dado fundamentalmente por la talla, el sexo y la edad.
    En realidad, la obesidad es un exceso de tejido graso y no solamente de peso.
Clasificación
    Existen varias clasificaciones de la obesidad, algunas de ellas completamente en desuso y otras con poca significación fisiopatológica a pesar de ser muy empleadas, como la que divide la obesidad en endógena y exógena.
    Otra clasificación bastante utilizada tiene en cuenta los tipos morfológicos, partiendo de la base de que la masa grasa del hombre y de la mujer son diferentes, no solamente en cantidad sino también en su distribución. Así, el hombre tiene un 10 por un 100 de grasa y la mujer un 24 por 100, aproximadamente.
Basándonos en este concepto, dividiremos la obesidad en androide y ginoide.
Obesidad androide
    Más frecuente en el hombre que en la mujer. Por efecto de la testosterona y de los corticoides, hay una acumulación de masa adiposa en la parte superior del cuerpo. Generalmente no se da un aumento de volumen de caderas y extremidades inferiores.
    Una característica de esta obesidad es la hiperingesta, consecuencia de una polifagia más o menos importante.
    Otra peculiaridad es que las complicaciones suelen ser metabólicas. A partir de los 40 años, vemos obesos de estas características afectos de diabetes, arterosclerosis, hiperuricemias o hiperlipemias, factores todos ellos de riesgo coronario.
    La obesidad abdominal puede asociarse a la hiperinsulinemia, resistencia (síndrome plurimetabólico, a menudo ligado a la hipertensión).
Obesidad ginoide
    Frecuentemente se observa en la mujer con actividad ovárica. El aumento de la grasa en la parte inferior del organismo parece ser consecuencia de los estrógenos.
    La mujer con este tipo de obesidad no suele hacer una dieta excesivamente calórica. Las complicaciones más habituales de la obesidad ginoide son las deambulatorias o motoras, como la artrosis de columna o rodillas, y los problemas de circulación de retorno (varices, etc.).
    Tras los trabajos de Hirsch, algunos autores clasifican la obesidad en hiperplasia e hipertrófica.
Hiperplásica
    Cuando se inicia en la infancia o adolescencia, en la que hay un aumento del número de adipositos. Correspondería a la obesidades “rebeldes”, con ingesta no desmesurada, y con escasas posibilidades de éxito en el tratamiento (personas que engordan con mucha facilidad y, en cambio, adelgazan con gran dificultad). De ahí la importancia del control de la obesidad en los primeros años de vida.
Hipertrófica
    Cuando la obesidad aparece en la edad adulta. En ella hay un aumento del contenido lipídico de las células del tejido adiposo, es decir del tamaño de los adipositos. Esta obesidad es menos rebelde que la anterior, en general responde bien a la dieta hipocalórica.
Mixta
    Cuando se da una asociación de obesidad hipertrófica e hiperplásica.
    En realidad se ha demostrado que si bien la obesidad Hiperplásica suele corresponder a la iniciada en edad temprana y la hipertrófica a la que aparece en la edad adulta, cuando hay un estímulo suficiente el tejido adiposo es capaz de aumentar el número de células (produciéndose una obesidad Hiperplásica e hipertrófica a la vez).
Tabla 1. Tipos de obesidad de acuerdo a su fenotipo

Tabla 2. Clasificación de la obesidad y el sobrepeso mediante el índice de masa corporal, el perímetro de la cintura y el riesgo asociado de enfermedad.
Etiología y fisiopatología de la obesidad
    La causa de la obesidad es un balance energético positivo, que puede ser consecuencia de uno o varios factores interrelacionados.
1.     Factores genéticos.
    Los factores genéticos como causa de obesidad son muy discutidos. Es cierto que hay familias de obesos, pero frecuentemente dichas familias suelen tener unos hábitos alimentarios hipercalóricos. Sin embargo, hay estudios que demuestran la correlación de peso de gemelos univitelinos que viven en diferentes ambientes. Es por lo tanto difícil de precisar si la llamada obesidad constitucional es en realidad consecuencia de una alimentación inadecuada, fruto de unos hábitos familiares desmesurados, o de una predisposición genética. Es posible que haya una asociación de los dos factores.
2.     Factores ambientales
    Hay unos factores ambientales que son fundamentales en la instauración de la obesidad, especialmente cuando existe cierta predisposición genética:
  • El aumento de la ingesta en un momento determinado de forma persistente, sea cual sea la causa, puede inducir una obesidad (por exceso de energía).
  • Otra causa es la reducción de la actividad. Es el caso frecuente del deportista que abandona el deporte sin cambiar la dieta.
  • Los malos hábitos alimentarios suelen ser a menudo causa de obesidad y no necesariamente en personas hiperfágicas. Tenemos como ejemplo el abuso de alimentos ricos en calorías, como los pasteles, el azúcar, las grasas, etc., que pueden influir en el desarrollo de obesidad en personas que en realidad no comen en exceso.
3.     Factores psíquicos
    Los factores psíquicos como causa de obesidad son frecuentes, ya que influyen sobre el apetito. Pueden provocar una tensión nerviosa o un estado de ansiedad que se intenta compensar en el acto alimentario. De todas formas es difícil establecer una relación causa-efecto.
Obesidades endocrinas
    La obesidad endocrina es la que todo paciente cree tener y que en realidad afecta a menos de un 5 por 100 de los obesos. Su tratamiento es hormonal (terapia sustitutiva de la hormona afectada). El hipotiroidismo, el síndrome de Cushing, el hipogonadismo (por castración, etc.), son ejemplos de este tipo de obesidad.
Medicamentos
    El tratamiento prolongado con ciertos medicamentos (antidepresivos, fenotiacina, ciproheptadina, etc.) se asocia a menudo con aumento de peso.
Factores nutricios
    Como ya se ha dicho, la obesidad es resultado de ingerir un exceso de energía, tal y como se demuestra en estudios de ingestión energética mediante la utilización de agua doblemente marcada. Esta situación se presenta con mayor frecuencia en individuos genéticamente susceptibles. Una vez que aparece la obesidad, otros factores, como la inactividad física y las adaptaciones metabólicas y hormonales, pueden contribuir a que persista o se agrave; todo esto, matizado por factores psicológicos propios de cada individuo.
    La sobrealimentación puede ocurrir en cualquier etapa de la vida, pero por lo que respecta a la obesidad, su inicio en los primeros meses de edad puede tener particular importancia. La nutrición materna antes y durante el embarazo llega a ser un factor esencial del peso corporal del individuo al nacer y durante su vida adulta.
    Se ha encontrado correlaciones directas entre la introducción temprana de alimentos distintos de la leche (antes del cuarto mes de vida), el peso del lactante y la permanencia de la obesidad en la adultez.
    Otro aspecto importante de la dieta del obeso es la distribución de los nutrimentos. Algunos estudios sobre los hábitos alimentarios de los sujetos obesos muestran que éstos por lo general tienden a abusar de alimentos ricos en lípidos, que por tener una elevada densidad energética y no existir una regulación adecuada de una comida a otra- a diferencia de las proteínas y los hidratos de carbono- favorecen su depósito en forma de grasa corporal.
El estilo de vida como factor
    Los cambios recientes en el estilo de vida, caracterizados por un excesivo consumo de energía y una reducción notable en la actividad física, ofrecen una explicación razonable de la etiología de la obesidad. La disminución en los patrones de actividad física en los países desarrollados, e incluso en las naciones en vías de desarrollo, han contribuido de manera notable al establecimiento del problema de la obesidad. Entre las razones de esta situación está la disminución de la actividad física en gran número de trabajos (con sus excepciones), los equipos automatizados que ahorran trabajo físico y la disminución en el tiempo de esparcimiento.
Factores psicológicos
    Las perturbaciones emocionales en ocasiones precipitan la sobrealimentación y acompañan a la obesidad. En individuos obesos se han observado casi todos los tipos de trastornos psicológicos, incluidos la ansiedad, la culpa, la frustración, la depresión y los sentimientos de rechazo y vulnerabilidad. Sin embargo, no se ha atribuido a la obesidad ninguna personalidad o trastorno psiquiátrico característico.
    Tanto en los individuos obesos como en los no obesos, el alimento adquiere una dimensión que va más allá de la meramente nutritiva, que llega a menguar ciertas situaciones de tensión emocional. Se postula, entonces, que la relación de los diferentes tipos de personalidad con la presencia o ausencia de obesidad está en función de la respuesta a los estímulos del medio ambiente relacionados con la comida (aspecto, forma, color, olor de los alimentos, ambiente social, hora del día, etc.) y se dice que los obesos tienen una mayor capacidad de respuesta a tales estímulos. En general, la sicopatología que acompaña a la obesidad no es considerada como la causa primaria de la misma, aunque sí es de gran importancia detectarla para poder dar una correcta orientación que apoye al plan de alimentación.
Factores sociales
    Los datos epimediológicos indican que la prevalencia de obesidad recibe una notable influencia de los factores sociales, económicos, raciales y otros relacionados con el estilo de vida. Lejos está la obesidad de distribuirse de manera uniforme en la sociedad. En los países desarrollados representa un serio problema de salud pública, aunque también los países de economías menos privilegiadas tienen altas prevalecías de obesidad. En general se ha encontrado una relación inversa entre el estado socioeconómico y la prevalencia de obesidad, aunque este fenómeno es más pronunciado en las mujeres.
    En Estados Unidos se ha observado que los individuos que se encuentran por debajo de la línea de pobreza (pobreza extrema) tienen una mayor prevalencia de obesidad. Sin embargo la abundancia económica también trae como consecuencia un estilo de vida que favorece el desarrollo de obesidad.
Teorías sobre la fisiopatología de la obesidad
    Existen diversas teorías relacionadas con la fisiopatología de la obesidad:
1.    Algunos grupos investigadores han incorporado el concepto de ponderostato (conjunto de mecanismos reguladores que intervienen para mantener las reservas energéticas y el peso corporal en torno a un valor relativamente estable), es decir el peso genéticamente determinado para un individuo. Al parecer el obeso podría tener un ponderostato más elevado que el del individuo no obeso.
2.    También se habla de lipólisis reducida en el obeso, que podría ser consecuencia de una disminución de la actividad enzimática de la lipasa hormono-sensible (LHS), sensible a las catecolamina (epinefrina y norepinefrina), que hidroliza los triglicéridos intracelulares, permitiendo su liberación a la circulación en forma de glicerol y ácidos grasos.
3.    La lipogénesis aumentada.
    La lipogénesis a partir de los triglicéridos sanguíneos es la principal vía de síntesis de grasas en el adiposito. Para que se produzca la entrada de dichos triglicéridos en el adiposito, deben ser hidrolizados en glicerol y ácidos grasos libres por una enzima: la lipoproteína-lipasa. La actividad de esta enzima en los obesos parece aumentar en forma proporcional al tamaño de las células
4.    La termogénesis sin “escalofríos” reducida.
    La termogénesis sin escalofrío es la capacidad del organismo para disipar energía en forma de calor. En la rata tiene lugar sobre todo en la grasa marrón. La grasa marrón se encuentra en muy poca cantidad en el ser humano adulto, y su contribución en el gasto energético no está muy clara. La termogénesis de la grasa marrón provocada por la alimentación, el ejercicio, el frío, el estrés y algunas sustancias, como la cafeína o la efedrina, es más débil Éste, al parecer, tiende a transformar la energía alimentaría en grasa corporal en vez de disiparla en forma de calor.
5.    Disminución del metabolismo basal.
    El gasto energético es más elevado cuando la masa magra es superior con relación a la masa adiposa. Así, un obeso que tenga poca masa magra tendrá un gasto energético inferior a un obeso con mayor masa magra, aunque los dos tengan igual peso.
    También debe valorarse la eficacia metabólica de los tejidos, en la que la nutrición desempeña un importante papel, disminuyendo el metabolismo basal cuando se prescriben dietas bajas en energía
6.    Estudios más recientes hacen referencia a la leptina (del griego “leptos”, delgado), hormona sintetizada en los adipositos y que interviene en la regularización del peso corporal actuando en el control del apetito y del gasto energético. Estas investigaciones abren un posible campo de actuación terapéutica aunque por el momento no se ha encontrado eficacia en seres humanos.
Situaciones que favorecen la aparición de la obesidad
    Existen unos momentos favorables a la aparición de la obesidad, relacionados con diferentes estados fisiológicos, que son:
Pubertad
    Es frecuente encontrar obesas que refieren un aumento de peso importante coincidiendo con la menarquia.
Embarazo
    El embarazo propicia el inicio de la obesidad, debido a la situación metabólica que se produce y sobre todo al aumento en la ingesta de algunas embarazadas, que dejan de controlar su alimentación.
Lactancia
    La madre lactante, a menudo por mala información o por los cambios que produce en su vida el nuevo ser, aumenta su ingesta muy por encima de las necesidades que la lactancia requiere. Esto puede favorecer la aparición de la obesidad en personas predispuestas.
Menopausia
    (Ansiedad, trastornos hormonales, etc.). En una etapa fisiológica en la que muchas mujeres engordan debido, por un lado, a la disminución de estrógenos y, por otro, a la ansiedad presente en lagunas de ellas, y que compensan con una alimentación exagerada.
Edad
    Con la edad hay menos consumo energético y paradójicamente el individuo en muchos casos aumenta su ingesta (lo vemos frecuentemente en el jubilado que come por aburrimiento y que suele ser un fiel cliente de la pastelería).
Otros factores que pueden desencadenar el aumento de peso son:
  • Convalecencias (inmovilización y reposo con ingesta igual o superior).
  • Cambios de clima, de país, de trabajo, de horarios (como el aumento de peso que refieren algunas personas que trabajan de noche).
La obesidad como factor de riesgo
Enfermedades cardiovasculares
    La prevalencia de la hipertensión arterial es 2.9 veces más elevada en el obeso, especialmente en el que presenta obesidad abdominal., respecto al sujeto como normopeso. La pérdida moderada de peso se asocia a una disminución de las cifras de tensión arterial.
    El riesgo metabólico de la obesidad está modulado de forma importante por la distribución del tejido adiposo, siendo también mayor en la obesidad abdominal. Está ligado a un fenómeno de insulinorresistencia. En cuanto a los lípidos, es frecuente encontrar aumento de triglicéridos y disminución de HDL.
    La obesidad se asocia a menudo a la diabetes tipo 2 (75% de diabéticos tipo 2 son obesos).
    Con la pérdida de peso se observa una mejoría de la hipertensión arterial, la hiperlipidemia tipo IV y la diabetes. La respuesta a la dieta hipocalórica es muy marcada sobre todo en las hipertrigliceridemias, aunque las cifras de colesterol total pueden disminuir, aumentándose los valores de HDL.
Complicaciones respiratorias
    También pueden existir problemas respiratorios secundarios a una obesidad. Las dos complicaciones principales son el síndrome de hipoventilación alveolar asociado a la obesidad (“obesity hypoventilation syndrome”), caracterizado por la asociación de hipoxemia e hipercapnia. El síndrome los ronquidos con apenas nocturnas es frecuente en los obesos y mejora ostensiblemente al adelgazar.
Complicaciones hepato-biliares
    La frecuencia de litiasis biliar está aumentada en los obesos, sobre todo cuando el índice de masa corporal es superior a 30.
    La obesidad también puede ser una de las causas de la esteatosis hepática.
Complicaciones del aparato locomotor
    El sobrepeso aumenta los problemas mecánicos de las superficies articulares, agrava las malformaciones congénitas y produce trastornos de la columna vertebral, sobre todo en la mujer después de la menopausia. Todos los trastornos, con las consiguientes molestias que proponen para el enfermo, son fuente de sedentarismo. Las dificultades de movimiento limitan las posibilidades de realizar cualquier ejercicio, aumentando el peso del paciente.
Riesgo operatorio
    El riesgo operatorio está aumentado en el paciente obeso por diversos factores, como insuficiencia respiratoria, infecciones cutáneas, retardo de cicatrización, así como dificultades de movilización.
Obesidad y discriminación social
    Es obvio que en los países occidentales existe una discriminación social del obeso. Éste puede llegar a ser considerado como inferior y es rechazado sobre todo a la hora de conseguir un trabajo. Dicha discriminación empieza ya en la infancia, pues a menudo el niño obeso no suele estar bien integrado en la escuela por la poca aceptación que encuentra entre sus compañeros, viéndose abocado muchas veces al fracaso escolar.
    En la adolescencia la no aceptación de una figura poco estilizada puede ser un factor implicado en la génesis de la anorexia nerviosa.
    La obesidad puede ser causa de algunas depresiones y a veces la consecuencia. Los fármacos antidepresivos pueden producir un aumento de peso.
    Las tasas de mortalidad son más elevadas en el obeso que en las personas de peso normal, independientemente de su edad.
Tratamiento
    Debido a que el manejo del sobrepeso y la obesidad debe ser integral, el equipo de salud encargado de esta tarea también debe tener esa característica, tal y como lo establece la Norma Oficial mexicana para el manejo Integral de la obesidad, ahí se señala que el médico es el responsable del manejo integral; el nutriólogo, del nutricio, el psicólogo, del psicológico y el educador físico, de la actividad física.
    El personal encargado de la atención de la persona con sobrepeso o con obesidad debe tener en cuenta los elementos esenciales del tratamiento; es decir, la evaluación del riesgo del paciente y la asignación del tratamiento basado en ese factor y en las preferencias del paciente. Debido a que la obesidad es una enfermedad crónica cuya prevalencia ha aumentado en forma notable en los últimos años, es importante involucrar al paciente en todas las decisiones y asegurarse que éste establezca un compromiso de largo plazo.
    Todo paciente obeso debe someterse a un tratamiento básico que incluya asesoría, restricción energética, terapia conductual y actividad física.
    Los programas deben ser participativos; es decir, involucrar en forma activa al paciente, ya sea en forma individual o en grupo. Todo programa requiere de supervisión cercana del equipo de salud.
Actividad física
    La meta en el descenso de peso es la pérdida del tejido adiposo, pero en la mayoría de los casos aunque la dieta no sea muy estricta y sea equilibrada, también se presenta pérdida de tejido muscular. Es importante promover el ejercicio en el obeso para que la pérdida de peso sea a costa de una disminución de la magnitud del tejido adiposo más que del tejido muscular.
    La actividad física moderada (tabla 4) practicada con consecuencia es el mejor predictor del mantenimiento del peso en el largo plazo. En estudios aleatorios se ha encontrado que los individuos que hacen una dieta hipo energética y además realizan ejercicio en forma constante tienen mayor probabilidad de mantener la pérdida de peso que aquellos que solamente siguen una dieta determinada. Además de su papel en el mantenimiento del peso corporal, la actividad física tiene función importante en el tratamiento de la obesidad. Las áreas fundamentales en las cuales la actividad física contribuye a un manejo de la obesidad seguro y efectivo se relacionan con sus efectos sobre el balance energético, la composición corporal, el estado de ánimo y otros parámetros psicológicos, la calidad de vida, el riesgo de enfermedad, la adherencia al manejo de peso, y la distribución de la grasa corporal en sujetos obesos y no obesos (tabla 5).
    La actividad física debe formar parte integral del programa de pérdida de peso y su conservación. En un inicio se sugiere niveles moderados de actividad de al menos 30 a 45 minutos durante tres a cinco veces por semana. Debe iniciarse poco a poco y asegurarse de que se cuenta con un buen estado de salud para realizar el tipo de actividad que se haya elegido. Todos los adultos deben fijarse la meta de acumular por lo menos 30 minutos o más de actividad física moderada a lo largo de casi todos – y de preferencia todos- los días de la semana.
    La actividad física permite ejercer ciertos reajustes en el balance energético: por una parte, el gasto mismo de la actividad física, que puede ascender a 1500 o dos mil kilocalorías por semana en un programa de 30 a 45 minutos por sesión y de cinco a siete sesiones semanales; por la otra, se cree que la actividad física tiene un efecto positivo en el gasto metabólico en reposo.
    Con relación a la composición corporal, la actividad física tiene un efecto notorio durante el periodo de pérdida de peso pues evita la pérdida de masa muscular que es indeseable, entre otras razones porque disminuye el gasto metabólico en reposo y aumenta la propensión a recuperar el peso perdido, además de que se promueve la tonicidad muscular. Cuando se combina la actividad aeróbica con los ejercicios de fuerza y resistencia se mejora aún más la composición corporal pues se promueve un aumento de la masa muscular.
Tabla 4. Ejemplos de actividades moderadas.

Tabla 5. Algunos efectos de la combinación de una dieta hipo energética adecuada y un ejercicio moderado y constante
Prevención
    La prevención del sobre peso y la obesidad es tan importante, o más, que el tratamiento. La acción preventiva incluye:
  1. La prevención primaria del sobre peso y de la obesidad en sí mismos.
  2. La prevención secundaria, es decir, evitar que se recupere el peso después de perderlo.
  3. La prevención de incrementos de peso adicionales en individuos incapaces de perder peso.
    La prevención primaria de la obesidad debe incluir estrategias dirigidas a tratar los asuntos relacionados con el excesivo consumo de energía y los patrones inadecuados de actividad física, derivados de prácticas de mercadotecnia, patrones de transportación y falta de oportunidades para realizar actividad física en los días de trabajo.
    Las estrategias deben adaptarse a los distintos estratos socioeconómicos. Al elaborar estrategias de prevención del sobrepeso y la obesidad se contribuye a mejorar la calidad y la duración de la vida. En el caso de individuos con (hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes mellitus tipo 2), éstas deben tratarse antes o en conjunción con la pérdida de peso.
    Las medidas de salud pública encaminadas a la prevención de la obesidad; es decir, diseñadas para reducir la dificultad que tiene un determinado individuo para adoptar patrones saludables de alimentación y actividad física, beneficiarían en particular a aquellos con desventajas sociales, que tiene menos acceso a los servicios de salud preventiva y cuenta con pocas opciones para hacer cambios efectivos en su vida diaria.
El ejercicio en relación con la obesidad
    Muchas veces la falta de ejercicio físico conduce al excesivo almacenamiento de grasa en el cuerpo. Ello sucede porque no ha ocurrido una disminución proporcional del ingreso de alimentos. Esta relación se describe con la sencilla educación que expresa la conservación de la materia: entrada = salida + almacenamiento. Se considera que el individuo es obeso, cuando la grasa corporal excede en 10% los límites superiores de lo normal.
    Los valores normales de la cantidad de grasa como porcentaje del peso corporal difieren en hombres y mujeres. En hombres el límite superior de lo normales 18%, y en mujeres 28%. Por lo tanto, se considera que el hombre es obeso cuando tiene más del 28% de grasa corporal, que la mujer es obesa si tiene más del 38%.
    La obesidad hace peligrar la salud porque altera las funciones corporales, predispone a las enfermedades, ejerce efectos nocivos sobre las enfermedades preexistentes y engendra reacciones psicológicas malsanas.
    Los índices de mortalidad por “todas las causas” son un 50% mayor en los obesos. La obesidad acrecienta el riesgo de hipertensión, aterosclerosis y cardiopatía coronaria, perturba la función endocrina y compromete el metabolismo de los hidratos de carbono. Muchas veces el comienzo de la diabetes sacarina del adulto y sus complicaciones coincide con el comienzo de la obesidad.
Inactividad e ingreso de alimentos
    En una persona o animal que desarrolla una actividad razonable, el ingreso de alimentos aumenta proporcionalmente al aumento de la actividad. En los seres humanos y animales sedentarios en cambio, los ligeros aumentos de actividad no estimulan el apetito. Meyer comprobó que las personas que no realizan ejercicio comen más que las que hacen breves caminatas.
    El apetito y el ingreso de alimentos disminuyen en el ser humano y en los animales después de períodos de ejercicio intenso de corta duración, el ejercicio liviano y duradero no surte este efecto. En reseña sobre los mecanismos del ejercicio en el control del peso, Oscar sugiere que la supresión del apetito inducida por el ejercicio es medida por los niveles aumentados de catecolaminas y a causa del stress del esfuerzo físico. Durante el ejercicio liviano a moderado los valores de adrenalina y noradrenalina se mantienen próximos a los del reposo, pero aumentan mucho durante el stress del ejercicio intenso.
Ejercicio en el adelgazamiento
    Las personas que pierden peso con restricción calórica solamente corren riesgo de desnutrirse, porque es posible que así no reciban todas las sustancias esenciales que su cuerpo necesita. En consecuencia, se tornan letárgicas y rehuyen la actividad física todavía más.
    Por lo tanto, una de las ventajas que los ejercicios en los programas de reducción de peso es que no obligan a restringir de manera tan radical el riesgo de alimentos. El individuo tiene mayores posibilidades de satisfacer las necesidades de alimentos esenciales del cuerpo y de conservar las proteínas de éste.
    Pollock comprobó que consumiendo 300 kilocalorías o más en cada una de cuatro sesiones de ejercicio semanales de 45 minutos cada una se pierde grasa sin necesidad de prestar atención al ingreso de alimentos. Dos sesiones semanales de intensidad y duración similares sin control dietético, en cambio, no produjeron cambios en los depósitos de adiposos. Si la intensidad del ejercicio se aumenta a 600 kilocalorías por sesión, se pierde mucha más grasa, pero es difícil motivar a la gente que gaste tanta energía de una sola vez.
    Después de 15 a 20 semanas de ejercicio es difícil que se siga enflaqueciendo, quizá porque, al aumentar el rendimiento del trabajo, se economizan calorías. Es probable que en este punto haya que cambiar de ejercicio, como, por ejemplo, pasar del trote al ciclismo o remo estacionario, o proceder al control de la dieta. La perdida de grasa persiste más de 20 semanas al reducir el ingreso de alimentos.
Ejercicio en personas con problemas de obesidad
    En casos de gran obesidad, en que el cuerpo tiene más del 20% de grasa por encima del límite normal, no hace falta que el ejercicio sea tan agobiante como para esforzar el aparato cardiovascular. El costo que significa el aporte de sangre adicional para el tejido adiposo y el trabajo físico necesario para soportar y trasladar el peso de la grasa son muy grandes. Subir escaleras, por ejemplo, es una tarea ardua para una persona muy obesa porque el costo energético total está sobrecargado por el trabajo necesario para levantar el peso corporal excedente. Los obesos apelan más a las reservas corporales que las personas delgadas cuando ambas suben las escaleras juntas. Si la grasa corporal es 20% mayor de lo normal, el costo energético del trabajo físico aumenta en un 20%.
    A causa de este costo energético más alto, la persona obesa activa puede aumentar ocasionalmente su ingreso de alimentos por encima del nivel del balance calórico sin que su peso se modifique en forma apreciable. El obeso inactivo, en cambio, aumenta de peso mucho más si se acrecienta el ingreso de alimentos en la misma proporción.
    Mientras no se reduzca el peso corporal, es prudente que la persona muy obesa limite su actividad a la marcha, la natación o el ciclismo. La natación y el ciclismo están indicados muy especialmente porque durante estos movimientos el peso corporal está sostenido
Bases fisiológicas de los ejercicios para adelgazar
    Para adelgazar con ejercicios se debe tomar como guía la distancia recorrida y no la velocidad del movimiento. El sujeto puede caminar a velocidad cómoda sin sentirse obligado a esforzarse demasiado para consumir calorías. La persona pesada, de todas maneras consume más calorías para caminar un kilómetro que la liviana. Al caminar un kilómetro, se consume prácticamente la misma cantidad de calorías, tanto si se lo recorre en 18 minutos como en 14.
    Aunque a velocidades lenta y rápida no se obtiene el mismo efecto condicionante cardiovascular, cuando el objetivo primordial del ejercicio es contribuir al adelgazamiento, es preferible caminar a una velocidad que permita andar la mayor distancia con comodidad. Los breves períodos de alto gasto de energía fatigan al individuo antes de que llegue a consumir grandes cantidades de calorías, de modo que son relativamente ineficaces para reducir peso.
Sugerencia didáctica
Programa de acondicionamiento físico para personas con problemas de obesidad en edad adulta
    Este programa consiste en una rutina de caminata de manera sistematizada gradual y progresiva en la cual el individuo que se someta a el no se vea afectado, fatigado, desganado, y mucho menos lastimado por las cargas de trabajo, estas estarán adecuadas a las características individuales de la persona, tipo de obesidad que padece entre otras consideraciones, la rutina que a continuación se presenta es para una persona con problemas de obesidad de tipo “androide” ya que es una persona adulta del sexo masculino de 48 años de edad, presenta problemas de hiperingesta.
    El programa consta de tres fases que son la de valoración en la cual se le tomará su peso, estatura, edad, sexo, medición de pliegues. La segunda etapa es la de adecuación de cargas, para la cual se tomará en cuenta si la persona fue obesa desde la edad infantil, si a realizado ejercicio anteriormente, si tiene problemas cardiacos, presenta complicaciones arteriales, entre otros. Y por ultimo la ejecución del programa, que constará de 30 semanas de actividad física de baja y media intensidad sin sobrecargar a los tratados.
Datos de la persona
Edad
 
Sexo
 
Peso
 
Frecuencia cardiaca en reposo
 
Frecuencia cardiaca máxima
 
Prescripción de ejercicios
Ejercicio
Duración
Intensidad
F/card.
Frecuencia
Periodo
CAMINAR
30 MINUTOS
60% DEL VO2 MAX.
MINIMO 103 L/MIN. 60% F/C
3 DIAS A LA SEMANA
6 SEMANAS
CAMINAR
40 MINUTOS
65% DEL VO2 MAX.
MINIMO 112L/MIN. 65% F/C
4 DIAS A LA SEMANA
6 SEMANAS
CAMINAR / TROTAR
40 MINUTOS
65% DEL VO2 MAX.
MAXIMO 112 L/MIN. 65% F/C
4 DIAS A LA SEMANA
6 SEMANAS
TROTAR / CAMINAR
50 MINUTOS
70% DEL VO2 MAX.
MAXIMO 120 L/MIN. 70% F/C
5 DIAS A LA SEMANA
6 SEMANAS
TROTE MUY SUAVE
30 MINUTOS.
75% DEL VO2 MAX.
MAXIMO 130 L/MIN. 75% F/C
6 DIAS A LA SEMANA
6 SEMANAS
Programa de ejercicios
Semanas
Minutos
Intensidad
Distancia
Frecuencia
1-6
30
60%
1-2 km
3 días x semana
7-12
40
65%
3-4 km
4 días x semana
13-18
40
65%
3-4 km
4 días x semana
19-24
50
70%
5-6 km
5 días x semana
25-30
30
75%
5 km
6 días x semana
NOTA: En todas las sesiones hay un calentamiento, un ejercicio aeróbico y un periodo de enfriamiento.
Recursos para la elaboración del programa
  • Materiales
    • Cinta métrica.
    • Plicómetro
    • Báscula (clínica o tanita)
    • Pista de atletismo.
    • Cronometro.
    • Hojas de registro
    • Tabla de anotación
    • Lápices
    • PC
  • Humanos
    • Evaluador
    • Personas adultas con problemas de sobre peso y obesidad.
    • Auxiliar.
  • Financieros
    • Los necesarios para la adquisición del material con el que se trabaja.
Bibliografía
  • Abercrombie, Nicholas, Nutrición Medica; Paidotribo, 2000, 3ª Edición, pp. 117 a 119.
  • Álvarez Cordero, Rafael, Obesidad y Autoestima; Mc Graw Hill Interamericano, 1999, 3ª Edición, pp. 97 a 101.
  • Basier, Leonardo Oscar, Fisiopatología y Clínica de la Nutrición; Médica Panamericana, 1998, 1ª Edición, pp. 22 a 30.
  • Laurence E. Morehouse, Augustus T. Miller, Jr., Fisiología del ejercicio, El Ateneo 1986, 9ª Edición, pp. 255 a 258.
  • Vivian H., Heyward, Evaluación y Prescripción del Ejercicio; Paidotribo, 1ª Edición, pp. 80 y 81.
 

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