Resumen
La obesidad es la alteración nutricia más común en el mundo, el exceso
de grasa corporal es una condición preocupante debido a que representa
un factor de riesgo que incrementa la morbilidad y la mortalidad.
Después de haber sido considerada durante largo tiempo como un signo de
buena salud e incluso como un índice de bienestar económico y social,
la obesidad se contempla actualmente en su verdadero aspecto, es decir,
como causa principal de diversas patologías, tanto metabólicas
(diabetes, hiperlipidemias, etc.) como motoras (artrosis, trastornos
circulatorios, etc.), sin olvidar la gran relación existente entre la
obesidad y algunos trastornos psíquicos. Sin embargo, la publicidad que
nos invade incita a comer golosinas y otros productos que pueden
contribuir al aumento de peso. Además, los anuncios publicitarios de
productos alimenticios suelen estar hechos por modelos de figura muy
estilizada, lo que no deja de ser una paradoja (las modelos profesionales
suelen seguir dietas de adelgazamiento a veces extremadamente estrictas y
perjudiciales). Por todo ello, la obesidad es un problema de gran
actualidad que en los países industrializados, debido a su alta
frecuencia, preocupa tanto al personal sanitario como a sociólogos,
antropólogos y profesionales de la educación física. El presente informe tiene como objetivo principal el poder influir para disminuir
significativamente el problema de obesidad en personal adultas mediante
un programa de acondicionamiento físico.
Introducción
La obesidad es la alteración nutricia más común en el mundo desarrollado y
subdesarrollado. En la población se asocia con un aumento en la movilidad y una
disminución en la esperanza de vida.
La descripción de esta relación no es reciente; ya en el siglo IV a.c.
Hipócrates afirmo que:”La muerte súbita es más común en aquellos que son
naturalmente gordos que en los delgados”.
La obesidad es el resultado de una compleja interacción entre los genes y el
ambiente, que se caracteriza por un desequilibrio de energía debido a un estilo
de vida sedentario, un consumo excesivo de energía, o ambos.
El exceso de grasa corporal es una condición preocupante debido a que
representa un factor de riesgo que incrementa la morbilidad y la mortalidad.
Además, dependiendo del momento y el sitio de deposito puede llegara ser
estéticamente indeseable, por lo que puede constituir una desventaja desde el
punto de vista social.
Después de haber sido considerada durante largo tiempo como un signo de buena
salud e incluso como un índice de bienestar económico y social, la obesidad se
contempla actualmente en su verdadero aspecto, es decir, como causa principal de
diversas patologías, tanto metabólicas (diabetes, hiperlipidemias, etc.) como
motoras (artrosis, trastornos circulatorios, etc.), sin olvidar la gran
relación existente entre la obesidad y algunos trastornos psíquicos.
Debemos recordar que la escala de valores ha cambiado, y hoy nos encontramos
frente a un verdadero racismo “antigordo”. Los cánones de la moda sugieren
modelos muy delgados, como podemos ver en revistas y anuncios. Sin embargo, la
publicidad que nos invade incita a comer golosinas y otros productos que pueden
contribuir al aumento de peso. Además, los anuncios publicitarios de productos
alimenticios suelen estar hechos por modelos de figura muy estilizada, lo que no
deja de ser una paradoja (las modelos profesionales suelen seguir dietas de
adelgazamiento a veces extremadamente estrictas y perjudiciales).
Por todo ello, la obesidad es un problema de gran actualidad que en los países
industrializados, debido a su alta frecuencia, preocupa tanto al personal
sanitario como a sociólogos, antropólogos y profesionales de la educación
física.
Objetivos
General
-
Disminuir significativamente el problema de obesidad en personal adultas mediante un programa de acondicionamiento físico.
Específicos
-
Mejorar la calidad de vida de personas obesas.
-
Disminuir los riesgos de enfermedades crónicas.
-
Aumentar sus capacidades aeróbicas.
-
Fomentar la practica de la actividad física.
-
Guiar a estas personas al camino de bienestar y salud mediante el ejercicio.
Contenido
temático
Definición
La obesidad es un enfermedad crónica de etiología multifactorial que se
desarrolla a partir de la interacción de la influencia de factores sociales,
conductuales, psicológicos, metabólicos, celulares y moleculares.
Según la definición clásica, la obesidad es un aumento de peso o un exceso de
grasa corporal en relación con el peso estándar, que viene dado
fundamentalmente por la talla, el sexo y la edad.
En realidad, la obesidad es un exceso de tejido graso y no solamente de peso.
Clasificación
Existen varias clasificaciones de la obesidad, algunas de ellas completamente en
desuso y otras con poca significación fisiopatológica a pesar de ser muy
empleadas, como la que divide la obesidad en endógena y exógena.
Otra clasificación bastante utilizada tiene en cuenta los tipos morfológicos,
partiendo de la base de que la masa grasa del hombre y de la mujer son
diferentes, no solamente en cantidad sino también en su distribución. Así, el
hombre tiene un 10 por un 100 de grasa y la mujer un 24 por 100,
aproximadamente.
Basándonos
en este concepto, dividiremos la obesidad en androide y ginoide.
Obesidad
androide
Más frecuente en el hombre que en la mujer. Por efecto de la testosterona y de
los corticoides, hay una acumulación de masa adiposa en la parte superior del
cuerpo. Generalmente no se da un aumento de volumen de caderas y extremidades
inferiores.
Una característica de esta obesidad es la hiperingesta, consecuencia de una
polifagia más o menos importante.
Otra peculiaridad es que las complicaciones suelen ser metabólicas. A partir de
los 40 años, vemos obesos de estas características afectos de diabetes,
arterosclerosis, hiperuricemias o hiperlipemias, factores todos ellos de riesgo
coronario.
La obesidad abdominal puede asociarse a la hiperinsulinemia, resistencia
(síndrome plurimetabólico, a menudo ligado a la hipertensión).
Obesidad
ginoide
Frecuentemente se observa en la mujer con actividad ovárica. El aumento de la
grasa en la parte inferior del organismo parece ser consecuencia de los
estrógenos.
La mujer con este tipo de obesidad no suele hacer una dieta excesivamente
calórica. Las complicaciones más habituales de la obesidad ginoide son las
deambulatorias o motoras, como la artrosis de columna o rodillas, y los
problemas de circulación de retorno (varices, etc.).
Tras los trabajos de Hirsch, algunos autores clasifican la obesidad en hiperplasia
e hipertrófica.
Hiperplásica
Cuando se inicia en la infancia o adolescencia, en la que hay un aumento del
número de adipositos. Correspondería a la obesidades “rebeldes”, con
ingesta no desmesurada, y con escasas posibilidades de éxito en el tratamiento
(personas que engordan con mucha facilidad y, en cambio, adelgazan con gran
dificultad). De ahí la importancia del control de la obesidad en los primeros
años de vida.
Hipertrófica
Cuando la obesidad aparece en la edad adulta. En ella hay un aumento del
contenido lipídico de las células del tejido adiposo, es decir del tamaño de
los adipositos. Esta obesidad es menos rebelde que la anterior, en general
responde bien a la dieta hipocalórica.
Mixta
Cuando se da una asociación de obesidad hipertrófica e hiperplásica.
En realidad se ha demostrado que si bien la obesidad Hiperplásica suele
corresponder a la iniciada en edad temprana y la hipertrófica a la que aparece
en la edad adulta, cuando hay un estímulo suficiente el tejido adiposo es capaz
de aumentar el número de células (produciéndose una obesidad Hiperplásica e
hipertrófica a la vez).
Tabla
1. Tipos de obesidad de acuerdo a su
fenotipo
Tabla
2. Clasificación de la obesidad y el
sobrepeso mediante el índice de masa corporal, el perímetro de la cintura y el
riesgo asociado de enfermedad.
Etiología
y fisiopatología de la obesidad
La causa de la obesidad es un balance energético positivo, que puede ser
consecuencia de uno o varios factores interrelacionados.
1.
Factores genéticos.
Los factores genéticos como causa de obesidad son muy discutidos. Es cierto que hay familias de obesos, pero frecuentemente dichas familias suelen tener unos hábitos alimentarios hipercalóricos. Sin embargo, hay estudios que demuestran la correlación de peso de gemelos univitelinos que viven en diferentes ambientes. Es por lo tanto difícil de precisar si la llamada obesidad constitucional es en realidad consecuencia de una alimentación inadecuada, fruto de unos hábitos familiares desmesurados, o de una predisposición genética. Es posible que haya una asociación de los dos factores.
2.
Factores ambientales
Hay unos factores ambientales que son fundamentales en la instauración de la obesidad, especialmente cuando existe cierta predisposición genética:
El aumento de la ingesta en un momento determinado de forma persistente, sea cual sea la causa, puede inducir una obesidad (por exceso de energía). Otra causa es la reducción de la actividad. Es el caso frecuente del deportista que abandona el deporte sin cambiar la dieta. Los malos hábitos alimentarios suelen ser a menudo causa de obesidad y no necesariamente en personas hiperfágicas. Tenemos como ejemplo el abuso de alimentos ricos en calorías, como los pasteles, el azúcar, las grasas, etc., que pueden influir en el desarrollo de obesidad en personas que en realidad no comen en exceso.
3.
Factores psíquicos
Los factores psíquicos como causa de obesidad son frecuentes, ya que influyen sobre el apetito. Pueden provocar una tensión nerviosa o un estado de ansiedad que se intenta compensar en el acto alimentario. De todas formas es difícil establecer una relación causa-efecto.
Obesidades
endocrinas
La obesidad endocrina es la que todo paciente cree tener y que en realidad
afecta a menos de un 5 por 100 de los obesos. Su tratamiento es hormonal
(terapia sustitutiva de la hormona afectada). El hipotiroidismo, el síndrome de
Cushing, el hipogonadismo (por castración, etc.), son ejemplos de este tipo de
obesidad.
Medicamentos
El tratamiento prolongado con ciertos medicamentos (antidepresivos, fenotiacina,
ciproheptadina, etc.) se asocia a menudo con aumento de peso.
Factores
nutricios
Como ya se ha dicho, la obesidad es resultado de ingerir un exceso de energía,
tal y como se demuestra en estudios de ingestión energética mediante la
utilización de agua doblemente marcada. Esta situación se presenta con mayor
frecuencia en individuos genéticamente susceptibles. Una vez que aparece la
obesidad, otros factores, como la inactividad física y las adaptaciones
metabólicas y hormonales, pueden contribuir a que persista o se agrave; todo
esto, matizado por factores psicológicos propios de cada individuo.
La sobrealimentación puede ocurrir en cualquier etapa de la vida, pero por lo
que respecta a la obesidad, su inicio en los primeros meses de edad puede tener
particular importancia. La nutrición materna antes y durante el embarazo llega
a ser un factor esencial del peso corporal del individuo al nacer y durante su
vida adulta.
Se ha encontrado correlaciones directas entre la introducción temprana de
alimentos distintos de la leche (antes del cuarto mes de vida), el peso del
lactante y la permanencia de la obesidad en la adultez.
Otro aspecto importante de la dieta del obeso es la distribución de los
nutrimentos. Algunos estudios sobre los hábitos alimentarios de los sujetos
obesos muestran que éstos por lo general tienden a abusar de alimentos ricos en
lípidos, que por tener una elevada densidad energética y no existir una
regulación adecuada de una comida a otra- a diferencia de las proteínas y los
hidratos de carbono- favorecen su depósito en forma de grasa corporal.
El
estilo de vida como factor
Los cambios recientes en el estilo de vida, caracterizados por un excesivo
consumo de energía y una reducción notable en la actividad física, ofrecen
una explicación razonable de la etiología de la obesidad. La disminución en
los patrones de actividad física en los países desarrollados, e incluso en las
naciones en vías de desarrollo, han contribuido de manera notable al
establecimiento del problema de la obesidad. Entre las razones de esta
situación está la disminución de la actividad física en gran número de
trabajos (con sus excepciones), los equipos automatizados que ahorran trabajo
físico y la disminución en el tiempo de esparcimiento.
Factores
psicológicos
Las perturbaciones emocionales en ocasiones precipitan la sobrealimentación y
acompañan a la obesidad. En individuos obesos se han observado casi todos los
tipos de trastornos psicológicos, incluidos la ansiedad, la culpa, la
frustración, la depresión y los sentimientos de rechazo y vulnerabilidad. Sin
embargo, no se ha atribuido a la obesidad ninguna personalidad o trastorno
psiquiátrico característico.
Tanto en los individuos obesos como en los no obesos, el alimento adquiere una
dimensión que va más allá de la meramente nutritiva, que llega a menguar
ciertas situaciones de tensión emocional. Se postula, entonces, que la
relación de los diferentes tipos de personalidad con la presencia o ausencia de
obesidad está en función de la respuesta a los estímulos del medio ambiente
relacionados con la comida (aspecto, forma, color, olor de los alimentos,
ambiente social, hora del día, etc.) y se dice que los obesos tienen una mayor
capacidad de respuesta a tales estímulos. En general, la sicopatología que
acompaña a la obesidad no es considerada como la causa primaria de la misma,
aunque sí es de gran importancia detectarla para poder dar una correcta
orientación que apoye al plan de alimentación.
Factores
sociales
Los datos epimediológicos indican que la prevalencia de obesidad recibe una
notable influencia de los factores sociales, económicos, raciales y otros
relacionados con el estilo de vida. Lejos está la obesidad de distribuirse de
manera uniforme en la sociedad. En los países desarrollados representa un serio
problema de salud pública, aunque también los países de economías menos
privilegiadas tienen altas prevalecías de obesidad. En general se ha encontrado
una relación inversa entre el estado socioeconómico y la prevalencia de
obesidad, aunque este fenómeno es más pronunciado en las mujeres.
En Estados Unidos se ha observado que los individuos que se encuentran por
debajo de la línea de pobreza (pobreza extrema) tienen una mayor prevalencia de
obesidad. Sin embargo la abundancia económica también trae como consecuencia
un estilo de vida que favorece el desarrollo de obesidad.
Teorías
sobre la fisiopatología de la obesidad
Existen diversas teorías relacionadas con la fisiopatología de la obesidad:
1. Algunos grupos investigadores han incorporado el concepto de ponderostato (conjunto de mecanismos reguladores que intervienen para mantener las reservas energéticas y el peso corporal en torno a un valor relativamente estable), es decir el peso genéticamente determinado para un individuo. Al parecer el obeso podría tener un ponderostato más elevado que el del individuo no obeso.2. También se habla de lipólisis reducida en el obeso, que podría ser consecuencia de una disminución de la actividad enzimática de la lipasa hormono-sensible (LHS), sensible a las catecolamina (epinefrina y norepinefrina), que hidroliza los triglicéridos intracelulares, permitiendo su liberación a la circulación en forma de glicerol y ácidos grasos.3. La lipogénesis aumentada.La lipogénesis a partir de los triglicéridos sanguíneos es la principal vía de síntesis de grasas en el adiposito. Para que se produzca la entrada de dichos triglicéridos en el adiposito, deben ser hidrolizados en glicerol y ácidos grasos libres por una enzima: la lipoproteína-lipasa. La actividad de esta enzima en los obesos parece aumentar en forma proporcional al tamaño de las células4. La termogénesis sin “escalofríos” reducida.La termogénesis sin escalofrío es la capacidad del organismo para disipar energía en forma de calor. En la rata tiene lugar sobre todo en la grasa marrón. La grasa marrón se encuentra en muy poca cantidad en el ser humano adulto, y su contribución en el gasto energético no está muy clara. La termogénesis de la grasa marrón provocada por la alimentación, el ejercicio, el frío, el estrés y algunas sustancias, como la cafeína o la efedrina, es más débil Éste, al parecer, tiende a transformar la energía alimentaría en grasa corporal en vez de disiparla en forma de calor.5. Disminución del metabolismo basal.El gasto energético es más elevado cuando la masa magra es superior con relación a la masa adiposa. Así, un obeso que tenga poca masa magra tendrá un gasto energético inferior a un obeso con mayor masa magra, aunque los dos tengan igual peso.También debe valorarse la eficacia metabólica de los tejidos, en la que la nutrición desempeña un importante papel, disminuyendo el metabolismo basal cuando se prescriben dietas bajas en energía6. Estudios más recientes hacen referencia a la leptina (del griego “leptos”, delgado), hormona sintetizada en los adipositos y que interviene en la regularización del peso corporal actuando en el control del apetito y del gasto energético. Estas investigaciones abren un posible campo de actuación terapéutica aunque por el momento no se ha encontrado eficacia en seres humanos.
Situaciones
que favorecen la aparición de la obesidad
Existen unos momentos favorables a la aparición de la obesidad, relacionados
con diferentes estados fisiológicos, que son:
PubertadEs frecuente encontrar obesas que refieren un aumento de peso importante coincidiendo con la menarquia.EmbarazoEl embarazo propicia el inicio de la obesidad, debido a la situación metabólica que se produce y sobre todo al aumento en la ingesta de algunas embarazadas, que dejan de controlar su alimentación.LactanciaLa madre lactante, a menudo por mala información o por los cambios que produce en su vida el nuevo ser, aumenta su ingesta muy por encima de las necesidades que la lactancia requiere. Esto puede favorecer la aparición de la obesidad en personas predispuestas.Menopausia(Ansiedad, trastornos hormonales, etc.). En una etapa fisiológica en la que muchas mujeres engordan debido, por un lado, a la disminución de estrógenos y, por otro, a la ansiedad presente en lagunas de ellas, y que compensan con una alimentación exagerada.EdadCon la edad hay menos consumo energético y paradójicamente el individuo en muchos casos aumenta su ingesta (lo vemos frecuentemente en el jubilado que come por aburrimiento y que suele ser un fiel cliente de la pastelería).
Otros
factores que pueden desencadenar el aumento de peso son:
-
Convalecencias (inmovilización y reposo con ingesta igual o superior).
-
Cambios de clima, de país, de trabajo, de horarios (como el aumento de peso que refieren algunas personas que trabajan de noche).
La
obesidad como factor de riesgo
Enfermedades cardiovascularesLa prevalencia de la hipertensión arterial es 2.9 veces más elevada en el obeso, especialmente en el que presenta obesidad abdominal., respecto al sujeto como normopeso. La pérdida moderada de peso se asocia a una disminución de las cifras de tensión arterial.El riesgo metabólico de la obesidad está modulado de forma importante por la distribución del tejido adiposo, siendo también mayor en la obesidad abdominal. Está ligado a un fenómeno de insulinorresistencia. En cuanto a los lípidos, es frecuente encontrar aumento de triglicéridos y disminución de HDL.La obesidad se asocia a menudo a la diabetes tipo 2 (75% de diabéticos tipo 2 son obesos).Con la pérdida de peso se observa una mejoría de la hipertensión arterial, la hiperlipidemia tipo IV y la diabetes. La respuesta a la dieta hipocalórica es muy marcada sobre todo en las hipertrigliceridemias, aunque las cifras de colesterol total pueden disminuir, aumentándose los valores de HDL.Complicaciones respiratoriasTambién pueden existir problemas respiratorios secundarios a una obesidad. Las dos complicaciones principales son el síndrome de hipoventilación alveolar asociado a la obesidad (“obesity hypoventilation syndrome”), caracterizado por la asociación de hipoxemia e hipercapnia. El síndrome los ronquidos con apenas nocturnas es frecuente en los obesos y mejora ostensiblemente al adelgazar.Complicaciones hepato-biliaresLa frecuencia de litiasis biliar está aumentada en los obesos, sobre todo cuando el índice de masa corporal es superior a 30.La obesidad también puede ser una de las causas de la esteatosis hepática.Complicaciones del aparato locomotorEl sobrepeso aumenta los problemas mecánicos de las superficies articulares, agrava las malformaciones congénitas y produce trastornos de la columna vertebral, sobre todo en la mujer después de la menopausia. Todos los trastornos, con las consiguientes molestias que proponen para el enfermo, son fuente de sedentarismo. Las dificultades de movimiento limitan las posibilidades de realizar cualquier ejercicio, aumentando el peso del paciente.Riesgo operatorioEl riesgo operatorio está aumentado en el paciente obeso por diversos factores, como insuficiencia respiratoria, infecciones cutáneas, retardo de cicatrización, así como dificultades de movilización.
Obesidad
y discriminación social
Es obvio que en los países occidentales existe una discriminación social del
obeso. Éste puede llegar a ser considerado como inferior y es rechazado sobre
todo a la hora de conseguir un trabajo. Dicha discriminación empieza ya en la
infancia, pues a menudo el niño obeso no suele estar bien integrado en la
escuela por la poca aceptación que encuentra entre sus compañeros, viéndose
abocado muchas veces al fracaso escolar.
En la adolescencia la no aceptación de una figura poco estilizada puede ser un
factor implicado en la génesis de la anorexia nerviosa.
La obesidad puede ser causa de algunas depresiones y a veces la consecuencia.
Los fármacos antidepresivos pueden producir un aumento de peso.
Las tasas de mortalidad son más elevadas en el obeso que en las personas de
peso normal, independientemente de su edad.
Tratamiento
Debido a que el manejo del sobrepeso y la obesidad debe ser integral, el equipo
de salud encargado de esta tarea también debe tener esa característica, tal y
como lo establece la Norma Oficial mexicana para el manejo Integral de la
obesidad, ahí se señala que el médico es el responsable del manejo integral;
el nutriólogo, del nutricio, el psicólogo, del psicológico y el educador
físico, de la actividad física.
El personal encargado de la atención de la persona con sobrepeso o con obesidad
debe tener en cuenta los elementos esenciales del tratamiento; es decir, la
evaluación del riesgo del paciente y la asignación del tratamiento basado en
ese factor y en las preferencias del paciente. Debido a que la obesidad es una
enfermedad crónica cuya prevalencia ha aumentado en forma notable en los
últimos años, es importante involucrar al paciente en todas las decisiones y
asegurarse que éste establezca un compromiso de largo plazo.
Todo paciente obeso debe someterse a un tratamiento básico que incluya
asesoría, restricción energética, terapia conductual y actividad física.
Los programas deben ser participativos; es decir, involucrar en forma activa al
paciente, ya sea en forma individual o en grupo. Todo programa requiere de
supervisión cercana del equipo de salud.
Actividad físicaLa meta en el descenso de peso es la pérdida del tejido adiposo, pero en la mayoría de los casos aunque la dieta no sea muy estricta y sea equilibrada, también se presenta pérdida de tejido muscular. Es importante promover el ejercicio en el obeso para que la pérdida de peso sea a costa de una disminución de la magnitud del tejido adiposo más que del tejido muscular.La actividad física moderada (tabla 4) practicada con consecuencia es el mejor predictor del mantenimiento del peso en el largo plazo. En estudios aleatorios se ha encontrado que los individuos que hacen una dieta hipo energética y además realizan ejercicio en forma constante tienen mayor probabilidad de mantener la pérdida de peso que aquellos que solamente siguen una dieta determinada. Además de su papel en el mantenimiento del peso corporal, la actividad física tiene función importante en el tratamiento de la obesidad. Las áreas fundamentales en las cuales la actividad física contribuye a un manejo de la obesidad seguro y efectivo se relacionan con sus efectos sobre el balance energético, la composición corporal, el estado de ánimo y otros parámetros psicológicos, la calidad de vida, el riesgo de enfermedad, la adherencia al manejo de peso, y la distribución de la grasa corporal en sujetos obesos y no obesos (tabla 5).La actividad física debe formar parte integral del programa de pérdida de peso y su conservación. En un inicio se sugiere niveles moderados de actividad de al menos 30 a 45 minutos durante tres a cinco veces por semana. Debe iniciarse poco a poco y asegurarse de que se cuenta con un buen estado de salud para realizar el tipo de actividad que se haya elegido. Todos los adultos deben fijarse la meta de acumular por lo menos 30 minutos o más de actividad física moderada a lo largo de casi todos – y de preferencia todos- los días de la semana.La actividad física permite ejercer ciertos reajustes en el balance energético: por una parte, el gasto mismo de la actividad física, que puede ascender a 1500 o dos mil kilocalorías por semana en un programa de 30 a 45 minutos por sesión y de cinco a siete sesiones semanales; por la otra, se cree que la actividad física tiene un efecto positivo en el gasto metabólico en reposo.
Con relación a la composición corporal, la actividad física tiene un efecto
notorio durante el periodo de pérdida de peso pues evita la pérdida de masa
muscular que es indeseable, entre otras razones porque disminuye el gasto
metabólico en reposo y aumenta la propensión a recuperar el peso perdido,
además de que se promueve la tonicidad muscular. Cuando se combina la actividad
aeróbica con los ejercicios de fuerza y resistencia se mejora aún más la
composición corporal pues se promueve un aumento de la masa muscular.
Tabla
4. Ejemplos de actividades
moderadas.
Tabla
5. Algunos efectos de la combinación de
una dieta hipo energética adecuada y un ejercicio moderado y constante
Prevención
La prevención del sobre peso y la obesidad es tan importante, o más, que el
tratamiento. La acción preventiva incluye:
-
La prevención primaria del sobre peso y de la obesidad en sí mismos.
-
La prevención secundaria, es decir, evitar que se recupere el peso después de perderlo.
-
La prevención de incrementos de peso adicionales en individuos incapaces de perder peso.
La prevención primaria de la obesidad debe incluir estrategias dirigidas a
tratar los asuntos relacionados con el excesivo consumo de energía y los
patrones inadecuados de actividad física, derivados de prácticas de
mercadotecnia, patrones de transportación y falta de oportunidades para
realizar actividad física en los días de trabajo.
Las estrategias deben adaptarse a los distintos estratos socioeconómicos. Al
elaborar estrategias de prevención del sobrepeso y la obesidad se contribuye a
mejorar la calidad y la duración de la vida. En el caso de individuos con
(hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes mellitus tipo 2), éstas deben
tratarse antes o en conjunción con la pérdida de peso.
Las medidas de salud pública encaminadas a la prevención de la obesidad; es
decir, diseñadas para reducir la dificultad que tiene un determinado individuo
para adoptar patrones saludables de alimentación y actividad física,
beneficiarían en particular a aquellos con desventajas sociales, que tiene
menos acceso a los servicios de salud preventiva y cuenta con pocas opciones
para hacer cambios efectivos en su vida diaria.
El
ejercicio en relación con la obesidad
Muchas veces la falta de ejercicio físico conduce al excesivo almacenamiento de
grasa en el cuerpo. Ello sucede porque no ha ocurrido una disminución
proporcional del ingreso de alimentos. Esta relación se describe con la
sencilla educación que expresa la conservación de la materia: entrada = salida
+ almacenamiento. Se considera que el individuo es obeso, cuando la grasa
corporal excede en 10% los límites superiores de lo normal.
Los valores normales de la cantidad de grasa como porcentaje del peso corporal
difieren en hombres y mujeres. En hombres el límite superior de lo normales
18%, y en mujeres 28%. Por lo tanto, se considera que el hombre es obeso cuando
tiene más del 28% de grasa corporal, que la mujer es obesa si tiene más del
38%.
La obesidad hace peligrar la salud porque altera las funciones corporales,
predispone a las enfermedades, ejerce efectos nocivos sobre las enfermedades
preexistentes y engendra reacciones psicológicas malsanas.
Los índices de mortalidad por “todas las causas” son un 50% mayor en los
obesos. La obesidad acrecienta el riesgo de hipertensión, aterosclerosis y
cardiopatía coronaria, perturba la función endocrina y compromete el
metabolismo de los hidratos de carbono. Muchas veces el comienzo de la diabetes
sacarina del adulto y sus complicaciones coincide con el comienzo de la
obesidad.
Inactividad
e ingreso de alimentos
En una persona o animal que desarrolla una actividad razonable, el ingreso de
alimentos aumenta proporcionalmente al aumento de la actividad. En los seres
humanos y animales sedentarios en cambio, los ligeros aumentos de actividad no
estimulan el apetito. Meyer comprobó que las personas que no realizan ejercicio
comen más que las que hacen breves caminatas.
El apetito y el ingreso de alimentos disminuyen en el ser humano y en los
animales después de períodos de ejercicio intenso de corta duración, el
ejercicio liviano y duradero no surte este efecto. En reseña sobre los
mecanismos del ejercicio en el control del peso, Oscar sugiere que la supresión
del apetito inducida por el ejercicio es medida por los niveles aumentados de
catecolaminas y a causa del stress del esfuerzo físico. Durante el ejercicio
liviano a moderado los valores de adrenalina y noradrenalina se mantienen
próximos a los del reposo, pero aumentan mucho durante el stress del ejercicio
intenso.
Ejercicio
en el adelgazamiento
Las personas que pierden peso con restricción calórica solamente corren riesgo
de desnutrirse, porque es posible que así no reciban todas las sustancias
esenciales que su cuerpo necesita. En consecuencia, se tornan letárgicas y
rehuyen la actividad física todavía más.
Por lo tanto, una de las ventajas que los ejercicios en los programas de
reducción de peso es que no obligan a restringir de manera tan radical el
riesgo de alimentos. El individuo tiene mayores posibilidades de satisfacer las
necesidades de alimentos esenciales del cuerpo y de conservar las proteínas de
éste.
Pollock comprobó que consumiendo 300 kilocalorías o más en cada una de cuatro
sesiones de ejercicio semanales de 45 minutos cada una se pierde grasa sin
necesidad de prestar atención al ingreso de alimentos. Dos sesiones semanales
de intensidad y duración similares sin control dietético, en cambio, no
produjeron cambios en los depósitos de adiposos. Si la intensidad del ejercicio
se aumenta a 600 kilocalorías por sesión, se pierde mucha más grasa, pero es
difícil motivar a la gente que gaste tanta energía de una sola vez.
Después de 15 a 20 semanas de ejercicio es difícil que se siga enflaqueciendo,
quizá porque, al aumentar el rendimiento del trabajo, se economizan calorías.
Es probable que en este punto haya que cambiar de ejercicio, como, por ejemplo,
pasar del trote al ciclismo o remo estacionario, o proceder al control de la
dieta. La perdida de grasa persiste más de 20 semanas al reducir el ingreso de
alimentos.
Ejercicio
en personas con problemas de obesidad
En casos de gran obesidad, en que el cuerpo tiene más del 20% de grasa por
encima del límite normal, no hace falta que el ejercicio sea tan agobiante como
para esforzar el aparato cardiovascular. El costo que significa el aporte de
sangre adicional para el tejido adiposo y el trabajo físico necesario para
soportar y trasladar el peso de la grasa son muy grandes. Subir escaleras, por
ejemplo, es una tarea ardua para una persona muy obesa porque el costo
energético total está sobrecargado por el trabajo necesario para levantar el
peso corporal excedente. Los obesos apelan más a las reservas corporales que
las personas delgadas cuando ambas suben las escaleras juntas. Si la grasa
corporal es 20% mayor de lo normal, el costo energético del trabajo físico
aumenta en un 20%.
A causa de este costo energético más alto, la persona obesa activa puede
aumentar ocasionalmente su ingreso de alimentos por encima del nivel del balance
calórico sin que su peso se modifique en forma apreciable. El obeso inactivo,
en cambio, aumenta de peso mucho más si se acrecienta el ingreso de alimentos
en la misma proporción.
Mientras no se reduzca el peso corporal, es prudente que la persona muy obesa
limite su actividad a la marcha, la natación o el ciclismo. La natación y el
ciclismo están indicados muy especialmente porque durante estos movimientos el
peso corporal está sostenido
Bases
fisiológicas de los ejercicios para adelgazar
Para adelgazar con ejercicios se debe tomar como guía la distancia recorrida y
no la velocidad del movimiento. El sujeto puede caminar a velocidad cómoda sin
sentirse obligado a esforzarse demasiado para consumir calorías. La persona
pesada, de todas maneras consume más calorías para caminar un kilómetro que
la liviana. Al caminar un kilómetro, se consume prácticamente la misma
cantidad de calorías, tanto si se lo recorre en 18 minutos como en 14.
Aunque a velocidades lenta y rápida no se obtiene el mismo efecto condicionante
cardiovascular, cuando el objetivo primordial del ejercicio es contribuir al
adelgazamiento, es preferible caminar a una velocidad que permita andar la mayor
distancia con comodidad. Los breves períodos de alto gasto de energía fatigan
al individuo antes de que llegue a consumir grandes cantidades de calorías, de
modo que son relativamente ineficaces para reducir peso.
Sugerencia
didáctica
Programa
de acondicionamiento físico para personas con problemas de obesidad en edad
adulta
Este programa consiste en una rutina de caminata de manera sistematizada gradual
y progresiva en la cual el individuo que se someta a el no se vea afectado,
fatigado, desganado, y mucho menos lastimado por las cargas de trabajo, estas
estarán adecuadas a las características individuales de la persona, tipo de
obesidad que padece entre otras consideraciones, la rutina que a continuación
se presenta es para una persona con problemas de obesidad de tipo “androide”
ya que es una persona adulta del sexo masculino de 48 años de edad, presenta
problemas de hiperingesta.
El programa consta de tres fases que son la de valoración en la cual se le
tomará su peso, estatura, edad, sexo, medición de pliegues. La segunda etapa
es la de adecuación de cargas, para la cual se tomará en cuenta si la persona
fue obesa desde la edad infantil, si a realizado ejercicio anteriormente, si
tiene problemas cardiacos, presenta complicaciones arteriales, entre otros. Y
por ultimo la ejecución del programa, que constará de 30 semanas de actividad
física de baja y media intensidad sin sobrecargar a los tratados.
Datos
de la persona
Edad
|
|
Sexo
|
|
Peso
|
|
Frecuencia
cardiaca en reposo
|
|
Frecuencia
cardiaca máxima
|
|
Prescripción
de ejercicios
Ejercicio
|
Duración
|
Intensidad
|
F/card.
|
Frecuencia
|
Periodo
|
CAMINAR
|
30
MINUTOS
|
60%
DEL VO2 MAX.
|
MINIMO
103 L/MIN. 60% F/C
|
3
DIAS A LA SEMANA
|
6
SEMANAS
|
CAMINAR
|
40
MINUTOS
|
65%
DEL VO2 MAX.
|
MINIMO
112L/MIN. 65% F/C
|
4
DIAS A LA SEMANA
|
6
SEMANAS
|
CAMINAR
/ TROTAR
|
40
MINUTOS
|
65%
DEL VO2 MAX.
|
MAXIMO
112 L/MIN. 65% F/C
|
4
DIAS A LA SEMANA
|
6
SEMANAS
|
TROTAR
/ CAMINAR
|
50
MINUTOS
|
70% DEL
VO2 MAX.
|
MAXIMO
120 L/MIN. 70%
F/C
|
5 DIAS
A LA SEMANA
|
6
SEMANAS
|
TROTE
MUY SUAVE
|
30
MINUTOS.
|
75% DEL
VO2 MAX.
|
MAXIMO
130 L/MIN. 75% F/C
|
6 DIAS
A LA SEMANA
|
6
SEMANAS
|
Programa
de ejercicios
Semanas
|
Minutos
|
Intensidad
|
Distancia
|
Frecuencia
|
1-6
|
30
|
60%
|
1-2
km
|
3
días x semana
|
7-12
|
40
|
65%
|
3-4
km
|
4
días x semana
|
13-18
|
40
|
65%
|
3-4
km
|
4
días x semana
|
19-24
|
50
|
70%
|
5-6
km
|
5
días x semana
|
25-30
|
30
|
75%
|
5
km
|
6
días x semana
|
NOTA:
En todas las sesiones hay un calentamiento, un ejercicio aeróbico y un periodo
de enfriamiento.
Recursos
para la elaboración del programa
-
Materiales
-
Cinta métrica.
-
Plicómetro
-
Báscula (clínica o tanita)
-
Pista de atletismo.
-
Cronometro.
-
Hojas de registro
-
Tabla de anotación
-
Lápices
-
PC
-
-
Humanos
-
Evaluador
-
Personas adultas con problemas de sobre peso y obesidad.
-
Auxiliar.
-
-
Financieros
-
Los necesarios para la adquisición del material con el que se trabaja.
-
Bibliografía
-
Abercrombie, Nicholas, Nutrición Medica; Paidotribo, 2000, 3ª Edición, pp. 117 a 119.
-
Álvarez Cordero, Rafael, Obesidad y Autoestima; Mc Graw Hill Interamericano, 1999, 3ª Edición, pp. 97 a 101.
-
Basier, Leonardo Oscar, Fisiopatología y Clínica de la Nutrición; Médica Panamericana, 1998, 1ª Edición, pp. 22 a 30.
-
Laurence E. Morehouse, Augustus T. Miller, Jr., Fisiología del ejercicio, El Ateneo 1986, 9ª Edición, pp. 255 a 258.
-
Vivian H., Heyward, Evaluación y Prescripción del Ejercicio; Paidotribo, 1ª Edición, pp. 80 y 81.
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