martes, 3 de diciembre de 2013

VARICES Y EJERCICIO FISICO

En este artículo, veremos el papel que tiene la actividad física sobre la insuficiencia venosa crónica, enfocándonos principalmente en su manifestación más frecuente, la flebectasia o varices. Las varices no se tratan simplemente de un problema estético, sino de una enfermedad que debe tomarse muy en serio. Además, esta enfermedad adquiere una  gran importancia en nuestra sociedad, generando una gran repercusión laboral y un elevado gasto médico. En 2009, se calcula que aproximadamente 2.500.000 personas presentan varices en España.
Para intentar entender en qué consisten y cómo se producen las varices, vamos a explicarlo brevemente. En primer lugar, decir que las varices se producen comúnmente en las extremidades, y de forma más habitual en las piernas. En ellas, debemos diferenciar el sistema venoso profundo y el sistema venoso superficial, pues bien,  las varices tienen lugar en este último. Estas se forman a partir de la debilidad del tejido conjuntivo (venas), esta debilidad favorece que la presión sanguínea dilate las venas, esto hace que el sistema valvular falle (este sistema se encarga de dirigir la sangre hacia el corazón, venciendo la fuerza de la gravedad debido a nuestra posición bípeda) y a consecuencia de esto la sangre tiende a acumularse en los tejidos. Además, la pared de los vasos cede, deformándose y adquiriendo un aspecto serpenteante tan característico de las varices.

Además de este aspecto tan poco estético que presentan las varices, debemos tener en cuenta que existen otros síntomas como dolor, hinchazón (edemas), calambres, piernas cansadas y pesadas. Si esta situación se alarga en el tiempo, puede existir riesgo de coagulación sanguínea donde esta se encuentra retenida, y que sea transportada por la sangre hasta el corazón o los pulmones. Decir que no siempre es posible observar externamente las varices, ya que estas pueden situarse en zonas más profundas. Si se da esta situación, podemos experimentar hinchazón en la pierna, lo cual es signo de alarma.

Suelen padecer esta patología: personas que pasan mucho tiempo de pie o sentadas, es más frecuente en mujeres, sobre todo embarazadas (debido a que el peso añadido del feto dificulta el reflujo venoso), este hecho hace que también se algo habitual entre personas obesas.
En cuanto a tratamiento se refiere, podemos optar por el tratamiento quirúrgico o técnicas como la escleroterapia (inyección de una sustancia irritante en el interior de la vena dañada) entre otras. Sin embargo, a pesar de estas opciones, decir que no existe ninguna solución definitiva y realmente eficaz para este problema. Por lo tanto, el aspecto preventivo adquiere una gran relevancia. Por ello, debemos tener en cuenta lo siguiente:
Evita estar durante mucho tiempo de pie.
Si tienes sobrepeso, debe reducirlo.
Al igual que estar de pie, debes evitar permanecer sentado largos periodos de tiempo, así como mantener las piernas cruzadas.
Si tu profesión te obliga a estar sentado, trata de ponerse de pie (con una frecuencia de una hora como máximo) y cambia de posición frecuentemente.
Es muy recomendable poner las piernas en alto cuando permanecemos sentados, para favorecer la circulación sanguínea.
No estar cerca de fuentes de calor (radiadores, braseros…).
No utilizar ropa muy ajustada para evitar cortar la circulación.
Evitar calzado plano y de tacón alto.
Chorros de agua fría en las piernas (las venas se encogen y esto facilita el reflujo venoso).
Masajes friccionando suavemente de forma ascendente desde el tobillo al muslo.
Por último y fundamental, incluye el ejercicio físico como un hábito diario.
Piernas, Varices y ejercicio físico

La práctica de ejercicio físico tiene aquí un papel muy importante, tanto desde el punto de vista preventivo como para los individuos que ya presenten varices. Antes de nada, decir que siempre es recomendable acudir a un médico antes de iniciar cualquier actividad física. Un entrenamiento adecuado y constante va a mejorar todos los síntomas de las personas que padecen insuficiencia venosa crónica (dolores, retención de líquido, limitación de la movilidad y formación de ulceras).
En relación con las actividades físicas y deportivas más adecuadas, ejercicio físico de carácter monótono y repetitivo como el jogging (correr de forma suave) o el ciclismo (el uso de  bicicleta horizontal sería perfecto), pueden ser perfectamente válidos, pero debemos tener cuidado en hacerlo de forma excesiva, y siempre intentando que las actividades deportivas sean lo más variadas posible. Una práctica de estas actividades, de media hora a una hora tres veces por semana sería correcto. También se recomienda actividades como bailar descalzo, esto favorece la circulación sanguínea.
Sin lugar a dudas, el deporte más adecuado es la natación. La posición horizontal que mantenemos en el agua mientras nadamos, así como el “masaje” que ejerce la presión del agua favorece el reflujo venoso. Además, el aumento de la presión sanguínea sobre las venas facilita el empuje de la sangre hacia el corazón con ayuda de las válvulas venosas. Si a esto le añadimos el nadar en agua fría, esto hace que se encojan las venas, facilitando el reflujo de sangre. En relación con el agua fría, existen las denominadas curas de Kneipp con chorros fríos o pedaleo en agua fría.
También debemos incluir ejercicios específicos en nuestra vida diaria. Por la mañana antes de levantarnos y por la noche al acostarnos, una buena opción sería realizar (tumbados boca arriba y con las piernas elevadas con las rodillas flexionadas)  movimientos de bicicleta en el aire 20 segundos, después bajamos las piernas, extendemos  rodillas,  y desde esta posición abrimos y cerramos ligeramente las piernas durante 15 segundos. A continuación, con las piernas arriba, flexionamos y extendemos los pies y los dedos de los pies (20 segundos), por último realizamos movimientos rotatorios de las piernas en ambos sentidos  (15 segundos). Hecho esto, lo ideal sería ir aumentando el tiempo de ejecución de estos ejercicios poco a poco hasta los 7 minutos.
Las mujeres con varices leves que planean tener más hijos, individuos que desempeñan su trabajo de pie, personas mayores,  y aquellas que quieren posponer la cirugía, se recomienda el uso de medias compresivas. Estas proporcionan un gran alivio, facilitando el retorno venoso, al existir diferentes modelos con distintos grados de presión, es importante consultar con un especialista que tipo de media debemos usar.
Por último, decir que el inicio a tiempo de una terapia combinando lo dicho hasta ahora, conseguiremos retrasar o detener la progresión peligrosa de esta enfermedad.
BIBLIOGRAFIA: BUENAFORMA


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