En este artículo,
veremos el papel que tiene la actividad física sobre la insuficiencia venosa
crónica, enfocándonos principalmente en su manifestación más frecuente, la
flebectasia o varices. Las varices no se tratan simplemente de un problema
estético, sino de una enfermedad que debe tomarse muy en serio. Además, esta
enfermedad adquiere una gran importancia
en nuestra sociedad, generando una gran repercusión laboral y un elevado gasto
médico. En 2009, se calcula que aproximadamente 2.500.000 personas presentan
varices en España.
Para intentar
entender en qué consisten y cómo se producen las varices, vamos a explicarlo
brevemente. En primer lugar, decir que las varices se producen comúnmente en
las extremidades, y de forma más habitual en las piernas. En ellas, debemos
diferenciar el sistema venoso profundo y el sistema venoso superficial, pues
bien, las varices tienen lugar en este
último. Estas se forman a partir de la debilidad del tejido conjuntivo (venas),
esta debilidad favorece que la presión sanguínea dilate las venas, esto hace
que el sistema valvular falle (este sistema se encarga de dirigir la sangre
hacia el corazón, venciendo la fuerza de la gravedad debido a nuestra posición
bípeda) y a consecuencia de esto la sangre tiende a acumularse en los tejidos.
Además, la pared de los vasos cede, deformándose y adquiriendo un aspecto
serpenteante tan característico de las varices.
Además de este
aspecto tan poco estético que presentan las varices, debemos tener en cuenta
que existen otros síntomas como dolor, hinchazón (edemas), calambres, piernas
cansadas y pesadas. Si esta situación se alarga en el tiempo, puede existir
riesgo de coagulación sanguínea donde esta se encuentra retenida, y que sea
transportada por la sangre hasta el corazón o los pulmones. Decir que no
siempre es posible observar externamente las varices, ya que estas pueden
situarse en zonas más profundas. Si se da esta situación, podemos experimentar
hinchazón en la pierna, lo cual es signo de alarma.
Suelen padecer esta
patología: personas que pasan mucho tiempo de pie o sentadas, es más frecuente
en mujeres, sobre todo embarazadas (debido a que el peso añadido del feto
dificulta el reflujo venoso), este hecho hace que también se algo habitual entre
personas obesas.
En cuanto a
tratamiento se refiere, podemos optar por el tratamiento quirúrgico o técnicas
como la escleroterapia (inyección de una sustancia irritante en el interior de
la vena dañada) entre otras. Sin embargo, a pesar de estas opciones, decir que
no existe ninguna solución definitiva y realmente eficaz para este problema.
Por lo tanto, el aspecto preventivo adquiere una gran relevancia. Por ello,
debemos tener en cuenta lo siguiente:
Evita estar durante
mucho tiempo de pie.
Si tienes sobrepeso,
debe reducirlo.
Al igual que estar de
pie, debes evitar permanecer sentado largos periodos de tiempo, así como
mantener las piernas cruzadas.
Si tu profesión te
obliga a estar sentado, trata de ponerse de pie (con una frecuencia de una hora
como máximo) y cambia de posición frecuentemente.
Es muy recomendable
poner las piernas en alto cuando permanecemos sentados, para favorecer la
circulación sanguínea.
No estar cerca de
fuentes de calor (radiadores, braseros…).
No utilizar ropa muy
ajustada para evitar cortar la circulación.
Evitar calzado plano
y de tacón alto.
Chorros de agua fría
en las piernas (las venas se encogen y esto facilita el reflujo venoso).
Masajes friccionando
suavemente de forma ascendente desde el tobillo al muslo.
Por último y fundamental,
incluye el ejercicio físico como un hábito diario.
Piernas, Varices y ejercicio físico
La práctica de
ejercicio físico tiene aquí un papel muy importante, tanto desde el punto de
vista preventivo como para los individuos que ya presenten varices. Antes de
nada, decir que siempre es recomendable acudir a un médico antes de iniciar
cualquier actividad física. Un entrenamiento adecuado y constante va a mejorar
todos los síntomas de las personas que padecen insuficiencia venosa crónica
(dolores, retención de líquido, limitación de la movilidad y formación de
ulceras).
En relación con las
actividades físicas y deportivas más adecuadas, ejercicio físico de carácter
monótono y repetitivo como el jogging (correr de forma suave) o el ciclismo (el
uso de bicicleta horizontal sería
perfecto), pueden ser perfectamente válidos, pero debemos tener cuidado en
hacerlo de forma excesiva, y siempre intentando que las actividades deportivas
sean lo más variadas posible. Una práctica de estas actividades, de media hora
a una hora tres veces por semana sería correcto. También se recomienda
actividades como bailar descalzo, esto favorece la circulación sanguínea.
Sin lugar a dudas, el
deporte más adecuado es la natación. La posición horizontal que mantenemos en
el agua mientras nadamos, así como el “masaje” que ejerce la presión del agua
favorece el reflujo venoso. Además, el aumento de la presión sanguínea sobre
las venas facilita el empuje de la sangre hacia el corazón con ayuda de las
válvulas venosas. Si a esto le añadimos el nadar en agua fría, esto hace que se
encojan las venas, facilitando el reflujo de sangre. En relación con el agua
fría, existen las denominadas curas de Kneipp con chorros fríos o pedaleo en
agua fría.
También debemos
incluir ejercicios específicos en nuestra vida diaria. Por la mañana antes de
levantarnos y por la noche al acostarnos, una buena opción sería realizar
(tumbados boca arriba y con las piernas elevadas con las rodillas
flexionadas) movimientos de bicicleta en
el aire 20 segundos, después bajamos las piernas, extendemos rodillas,
y desde esta posición abrimos y cerramos ligeramente las piernas durante
15 segundos. A continuación, con las piernas arriba, flexionamos y extendemos
los pies y los dedos de los pies (20 segundos), por último realizamos
movimientos rotatorios de las piernas en ambos sentidos (15 segundos). Hecho esto, lo ideal sería ir
aumentando el tiempo de ejecución de estos ejercicios poco a poco hasta los 7
minutos.
Las mujeres con
varices leves que planean tener más hijos, individuos que desempeñan su trabajo
de pie, personas mayores, y aquellas que
quieren posponer la cirugía, se recomienda el uso de medias compresivas. Estas
proporcionan un gran alivio, facilitando el retorno venoso, al existir
diferentes modelos con distintos grados de presión, es importante consultar con
un especialista que tipo de media debemos usar.
Por último, decir que
el inicio a tiempo de una terapia combinando lo dicho hasta ahora, conseguiremos
retrasar o detener la progresión peligrosa de esta enfermedad.
BIBLIOGRAFIA:
BUENAFORMA
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